Tal vez algo te guste

martes, 6 de septiembre de 2022

¿Y si después lo hago?

Entré a este blog nuevamente porque quise eliminar otro que tenía hace tiempo, aunque no tan antiguo como este. Por vueltas del mouse quise volver a releer este. Le tomé una foto para publicarla en las historias de Instagram, y escribir la leyenda <<recordando cuando hacía reseñas, publicaba opiniones y escribía cuentos>>. Luego de unos segundos me replanteé por qué no escribir una reflexión sobre lo inconstante que fui, soy y ruego no seguir siendo, y me salió algo tan espontáneo, tan sincero y tan largo, que supuse no era el lugar para escribirlo. Vuelvo a esta zona desierta para continuar escribiendo y hablar un poco sobre mi experiencia con la inconstancia, algo tan frecuente en mis conversaciones que lo siento propio de mí, parte de quien soy, aunque realmente quiera abandonarla. 
Nunca fui constante con varias cosas, las abandoné cuando sentía miedo, o simplemente cuando no veía resultados. Ensayé con y fui parte de la banda de mi iglesia, siendo vocalista, y nunca progresé porque al tiempo abandoné; intenté aprender a tocar varios instrumentos, y al no ver resultados desistía; avancé en el aprendizaje del italiano, el francés, el coreano y el inglés, y ¡oh, gran sorpresa! Abandoné; abrí, a lo corto de mi vida, 4 canales de Youtube, que con el tiempo decidía eliminar porque no veía resultados; escribí varios cuentos, dos libros (novelas) completos e intenté comenzar a escribir varios otros, pero nunca llegaron a algo, porque perdí el entusiasmo y quedaron abandonados; abrí, como mencioné, este y otro blog, pero ambos quedaron en el abandono, simplemente <<porque sí>>; tuve varias cuentas de Instagram (a lo sumo seis, o más, quién sabrá) y siempre que se me cantaba eliminaba la cuenta y hacía otra porque sí; abrí muchas cuentas de Facebook y sitios webs; también tuve varios emprendimientos que terminaron en fracasos, puesto que no era, jamás, constante con ellos; me hice un gráfico en donde anotaba cómo me sentía en el día, y al mes dejé de hacerlo; y no puedo seguir una rutina porque soy tan inconstante que dependiendo del día me despierto a las 5:00 o 10:00 a.m., casi todas las veces porque .
Muchas cosas puedo mencionar en esta entrada, pero si mencionara todas las veces que he sido inconstante en mi vida, sabrían mucho de mí. Así que continuemos. 
El <<después lo hago>> es la frase que más hundimiento generó en mi vida. <<Después estudio>>, <<después leo>>, <<después oro>>, <<después cocino>>, <<después lavo la ropa>>, <<después hago ejercicio>>, <<después me baño>>, <<después me arrepiento>>, <<después termino de rendir esa materia>>, <<el año (mes, semana) que viene vamos a ver, total...>>. ¡Tantos después! ¿Y para qué? ¿Para después, valga la redundancia, darme cuenta de que no termino mis proyectos porque dejé para después parte importante de él? 
Casi en todo lo que tengo de vida practiqué el autosabotaje, y es bastante frecuente verme presente en algún sector de mi entorno (cultura, servicio, estudios, trabajos y proyectos) y al rato poniéndome trabas para luego desistir. No es algo de lo que esté orgullosa, la verdad.
Creo con firmeza que no es por ser joven, ya que la constancia se ve en muchísimos jóvenes. Si bien varios factores desembocan en esto, en mi caso concreto concluí que, sencillamente, soy inconstante con lo que me propongo porque no quiero terminarlo. ¿Por qué? Porque no lo deseo y lo encuentro vacío, totalmente vacío. 
No encontrarles el sentido a las cosas termina convirtiéndose en algo doloroso al final del día, porque termino, entonces, preguntándome qué importancia tiene la vida realmente y si de verdad seguir haciendo las cosas vale realmente la pena, si lo que hago realmente ayuda o perjudica mi entorno o a mí. Y sucede que no tener cimientos buenos y firmes en donde construir nuestra casa deja mucho que desear al momento de las leves brisas y más aún en las fuertes tormentas.
Hace un tiempo descubrí que me encantan las listas, y es curioso decir que de esto sí me siento orgullosa; orgullosa de haber sido constante con ellas. Hace poco comencé a preguntarme por qué y para qué hago las cosas, para hallarle la vuelta, el sentido que tanto busco. Buscar el por qué quiero comenzar tal proyecto o para qué me pongo tal meta, me ayuda en gran manera. Así, aplicando esto último, si me siento convencida, decido ponerme un objetivo. Para alcanzar tal objetivo tengo que ir por partes, y es ahí donde entran las tan aclamadas listas. 
Decidí que escribir metas diarias, junto con los quehaceres del día, para alcanzar la meta máxima es algo que por el momento me ayuda a ser más constante, aunque no es una solución, sino un paso más para alcanzar mi objetivo.
▣▣▣
Espero, de corazón, que hayas disfrutado la lectura y que este breve texto de desahogo e introspección no te haya incomodado o disgustado. 
¡Nos estamos leyendo!